27 Ene PRÓLOGO
La Divina Comedia de Dante Alighieri es una de esas poquísimas obras universales que constituyen el patrimonio de la humanidad y trasciende épocas y siglos. Es una obra esencial en la vida de personas, las sociedades y los pueblos. De ella se ha dicho que es la obra más grande que un ser humano ha podido llevar a cabo y está tan vigente como en el tiempo de Dante. Sus adeptos pertenecen a todas las clases sociales, desde los más humildes a los Papas, y uno de ellos es el Papa Francisco, quien en una entrevista realizada cuando era cardenal, nombró a La Divina Comedia como uno de sus dos libros preferidos.
Mucho debemos a La Divina Comedia en todos los marcos, comenzando por la construcción del idioma italiano, elevando el toscano a lengua nacional gracias a ella, y su lectura ha formado a hombres y forjado la Civilización de Europa a lo largo de las generaciones.
La Divina Comedia es una obra esencial para la construcción de las sociedades. Europa se construyó a lo largo de los siglos, tomando como referencia e hilo conductor La Divina Comedia, que es su libro guía y sigue siéndolo, a tal punto que cada vez que ha surgido alguna crisis de identidad en Europa, las personas, espontáneamente recurren a La Divina Comedia y desde distintos puntos aparecen traducciones y trabajos de todo tipo sobre ella.
Todos los grandes autores y artistas de la Cultura Occidental, en todos los siglos, han recurrido a ella, como Botticelli, Miguel Ángel, William Blake, Gustavo Doré, Dalí, en la pintura y véanse los grandes pensadores que la han prologado y traducido en todo o parte, como Unamuno etc.
Los homenajes a La Divina Comedia aparecen de las formas más insospechadas, como el edificio Barolo, en Buenos Aires, un rascacielos construido a primeros de siglo por un millonario admirador de Dante.
En La Divina Comedia se encuentra la cultura de la antigüedad con la del medievo y tienen cabida todas las ramas del saber y la cultura en todos sus campos, desde la teología a la geografía, la filosofía, la historia, la política, el arte, etc.
Y es que La Divina Comedia es mucho más que el relato del viaje transformador que hace Dante guiado primero por Virgilio y luego por Beatriz, de todo lo que ven y encuentran en él. Es también la historia de la relación entre Virgilio y Dante desde su inicio y su evolución y trasformación una amistad entrañable, y las conversaciones estos dos genios de sus culturas que mantienen a lo largo del viaje sobre todo tipo de materias, religiosas, filosóficas, literarias, artísticas, políticas, sociales, etc. junto a los comentarios de Dante sobre las personas de su época, e incluso invectivas contra personajes del bando contrario. Este tándem personal en movimiento y relación mutua, que luego utiliza Cervantes en el Quijote, admite todo tipo de contenidos y da a esta obra del medievo la amplitud y dinamismo y variedad de la novela moderna.
EL VIAJE
La Divina Comedia describe el viaje que hace Dante guiado por Virgilio pasando por el Infierno, y el Purgatorio hasta llegar al Cielo, donde el guía es Beatriz. Dante tuvo un sueño que duró desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección en el que hizo el viaje que narra en su obra.
Sobre este sueño trabaja el genio poético de Dante y construye La Divina Comedia, que enriquece con todo el saber de la época, logrando una obra que asombra por la unidad de la construcción, la belleza del lenguaje, la grandeza de sus ideas, la perfección de sus imágenes, su dinamismo.., una obra que se apodera del lector, le absorbe y transforma.
Pienso que ese sueño existió y constituye el meollo, el punto a cuyo alrededor Dante construyó su poema. Solo así se explica su unidad y belleza pese a la multitud de materias y elementos y temas que contiene.
El viaje comienza en la Selva Oscura, donde Dante se ha perdido y no puede salir pues le cortan el camino un león (la soberbia), una pantera (la lujuria) y una loba flaca y voraz, que le empuja y hace retroceder a lo profundo del bosque para devorarle. En ese momento aparece Virgilio, enviado por Beatriz, quien ha bajado hasta él y le suplicó que fuera a ayudar a Dante que estaba en grave peligro. Virgilio, el poeta romano de la antigüedad —a quien Dante considera su maestro en la poesía y que es un alma pura y generosa—, va en su ayuda; y para sacarle de su estado, no ve otra vía que hacer un viaje atravesando el Infierno, ascender montaña del Purgatorio. Luego Beatriz se encargará guiarle en Cielo.
El Infierno muestra a Dante lo que es el mal y sus consecuencias finales para el que lo hace; muestra el lugar que el Maligno tiene preparado para cada hombre individual, los medios, trampas y tentaciones previstos para hacerle caer en el engaño y devorarle, y los condenados le contarán lo que han hecho para caer en él.
El Purgatorio es un camino de esperanza donde el mal ha sido arrojado fuera y no puede entrar ni hacer daño. Los que están allí están salvados, aunque les queda la tarea de la construcción de la libertad interior, la libertad del espíritu, de lograr el señorío sobre uno mismo, la vuelta al estado originario de inocencia en el que es posible la libertad y el amor abierto a todas las personas de buena voluntad, cualquiera que sea su religión.
El Cielo es el reino del Amor que mueve el cielo y las estrellas y todos sus dones y riquezas, la alegría de darse todo a todos y ser todos uno en un amor que es el Todo.
Y este viaje desde su interior lo puede hacer la persona que la lea, si así lo quiere y se pone en disposición de ello.
EL INFIERNO
El Infierno de La Divina Comedia es común para todos los hombres y pueblos, se impone a todos como algo inmutable que no puede cambiar, pues coloca al hombre ante la Verdad esencial y definitiva, la Verdad que es el Poder Supremo, que juzga en términos de bien y mal, de salvación o condenación y tiene la última palabra sobre la persona y su destino definitivo respecto a ella.
En La Divina Comedia no hay relativismo, ni pacto entre el bien y el mal, ni sofismas, ni componendas, ni otras formas de engaño. Tras ver lo que hay en el Infierno sólo cabe una decisión: el total rechazo al mal, todo antes que caer en ese horror eterno. Ésta es la única razón para hacer el viaje al Infierno: ver lo que nos pasará si aceptamos el mal.
La separación absoluta entre el bien y el mal, sin componendas ni ambigüedades, porque ya este no tiene víctimas, hace de La Divina Comedia un libro esencial, una guía de vida segura para las personas y para las sociedades a la que se acude en los momentos de oscuridad y a la que vuelven de manera espontánea poetas, pensadores, pintores, músicos, en los tiempos de violencia y confusión.
LA PROTECCIÓN DE LAS TRES BENDITAS MUJERES
Aunque Virgilio y Dante hagan ellos dos el viaje, no van solos y lo saben: saben que tienen la protección y ayuda del Cielo y que si es preciso la Mujer que es todo Piedad, si es preciso enviará a su Ángel, ante el que los demonios que huyen, como ocurre en el canto décimo.
La Mujer que es todo Piedad, está al principio del viaje. Virgilio, cuando ve que Dante vacila, le explica cómo una mujer del cielo, enviada por la Mujer que es todo Piedad, bajó al lugar donde él estaba y llorando le pidió que le fuera en su ayuda y le ofreció la protección de lo Alto. De este modo, ambos atraviesan el Infierno teniéndolas en su pensamiento como luz, fuerza y escudo. La mente de los viajeros no está en el Infierno, ni en las cosas del Infierno; Virgilio tiene prisa por salir cuanto antes de ese agujero horrendo, y no se detiene, salvo para que Dante hable con algún condenado y éste le explique cómo ha hecho para llegar allá.
Dante y Virgilio atraviesan el Infierno de la única forma posible, con su mente, pensamiento y corazón fuera de él, lo tienen en las santas mujeres que los protegen y a las que invocan y las personas y ciudades que aman. Sus conversaciones son de las cosas que aman y les importan, como Mantua, la tierra de Manto, patria de Virgilio, y Florencia la patria de Dante “Esa ciudad tan bella y dividida”.
LOS PAISAJES, LAS FIGURAS Y LOS SÍMBOLOS DEL INFIERNO
Los paisajes del Infierno La Divina Comedia son simbólicos y en ellos sitúan los personajes de la mitología clásica de época de Virgilio con los del cristianismo medieval de Dante. Y no sólo los lugares y personajes del Infierno, sino las propias figuras de Virgilio y Dante también son figuras simbólicas.
Virgilio representa la persona de buena voluntad de cualquier religión basada en la buena fe que sigue la regla moral de “haz el bien y evita el mal”; en tanto que Dante es la figura del cristiano tibio que ha perdido el rumbo y está a punto de perderse. Y es Virgilio, la persona honesta de buena voluntad, el que guía al cristiano tibio: toda una cura de humildad y símbolo de ecumenismo.
La Selva Oscura es la descripción del estado interior de quien ha perdido el rumbo y vaga desconcertado; esa sensación de peligro, de caminar a la perdición, cuando de pronto aparecen las fieras, que te cierran el paso: el león, la pantera, y la loba y cuando empiezas a retroceder ves una figura y le pides ayuda: es Virgilio, el poeta de la antigüedad.
El Infierno tiene la forma de un cono que se formó cuando Satanás fue fulminado, cayó en la tierra y se empotro en su centro. La tierra espantada se hundió en el mar, dejando el hueco en el que se formó el lugar del Infierno, al tiempo que en el otro hemisferio se formaba la montaña del Purgatorio.
Desde la base del cono, que es la parte más amplia y superficial, donde ruje el viento infernal, se va bajando en círculos cada vez más angostos, los círculos son nueve, hasta el centro de la tierra donde está Satanás. Todos esos círculos están pintados por Botticelli en la lámina que encabeza el libro que se prologa.
El Río Aqueronte es donde se reúnen las almas de los condenados y entran en la barca de los muertos para que Caronte, el Barquero los lleve al reino infernal de la mitología romana.
El primer círculo no es propiamente del Infierno, sino el limbo o lugar donde están las almas de aquellos que han hecho buenas obras pero carecen del don de la fe, y sin ella no hay bienaventuranza. Su pena no es tormento, es ansia del gran don de la fe que permite ver a Dios. Virgilio está en ese círculo al que bajó Beatriz a pedirle que ayudara a Dante.
Los círculos superiores están guardados por los personajes mitológicos del Infierno de la mitología romana que así se incorporan a la literatura universal.
El Infierno de los tormentos donde van las almas que hicieron el mal empieza en el segundo círculo que encabeza Minos el juez implacable que juzga a las almas y determina su castigo y lugar; en este segundo círculo, del viento infernal, están los prisioneros de las pasiones; Cervero, el perro de tres cabezas, rabioso e insaciable, aúlla y despedaza a los seres del tercer círculo, los esclavos de la gula del cenagal de la lluvia eterna. Plutón, el lobo, guarda el cuarto círculo de los seres sin rostro; los esclavos de la avaricia y del despilfarro que se despedazan entre ellos otros. En el quinto círculo, la Laguna de Estigia, están los furiosos, con Flegias, el barquero sádico que trasporta a Dante y Virgilio, al otro lado, de la laguna.
Estamos ante las puertas de la muralla de la ciudad infernal, de la Ciudad de Dite, guardada por Las Furias y habitada por los demonios. Estos les cierran la puerta, pero la Señora envía su Ángel que les abre las puertas y entran en la ciudad infernal, que consta de tres círculos.
En el sexto círculo está el cementerio de la incredulidad, guardado por Minotauro; al séptimo círculo se baja por un barranco y en él están los violentos; este círculo tiene tres recintos: el río de sangre de la crueldad contra los demás, guardado por los Centauros; el bosque de los suicidas a los que atormentan las Arpías, y el arenal ardiente, cruzado por el río Flejetón, donde las brasas que caen continuamente atormentan a los blasfemos y violentos contra Dios y la naturaleza. Al final se llega al segundo abismo, que los separa del octavo círculo de la codicia. En el borde están los usureros y el monstruo Gerión que representa el fraude y que les baja al siguiente círculo.
A partir del séptimo círculo ya no hay personajes mitológicos. En el octavo círculo de las bolsas malditas de la codicia, los demonios se encargan de atormentar a los condenados y ellos mismos se atormentan entre sí. Está formado por diez fosos-pozo, aislados entre sí, donde están los condenados. Estos fosos se atraviesan mediante arcos o puentes. Los más exteriores son más profundos y van perdiendo altura a medida que se baja. En estos fosos de las bolsas malditas están los condenados bajo el poder de la loba maldita de la codicia.
La codicia.., ¡desgraciado el que caiga en sus garras!: por ella, el hombre hace todo tipo de maldades, vende el honor incluso de sus hermanos, adula a los poderosos, especula con los bienes religiosos, especula con el futuro, especula con los cargos públicos, se hace hipócrita, se hace ladrón y homicida, divide a los pueblos, la sociedad, las familias, aparta a los hijos de los padres, y se convierte en un falso y mentiroso que destruye la verdad y todos los cimientos de la verdad, corrompiendo la sociedad con todas las formas posibles, y convirtiéndola en un estercolero de apestados incapaces de movimiento alguno. Y todo por codicia.
Después de la última bolsa se pasa a la tierra de los gigantes encadenados y constituyen la forma más terrible de mal organizado. Aquí están representadas las grandes mafias, las organizaciones totalitarias de todos los tiempos que se han pervertido y no respetan ningún límite ni tienen otro fin que su propio provecho. Son la antesala del mal en estado puro, pues como dice Virgilio de manera profética: “si a la inteligencia se une la malicia y un poder absoluto, nada pueden hacer los hombres en su defensa.”
Y finalmente, está el lago helado, el Cocito, donde esta empotrado Satanás, quien con sus tres alas de murciélago emite el frío que hiela a los traidores –que como los insectos devorados por la araña, están sumergidos en el hielo– y con sus uñas desgarra a los condenados considerados los mayores traidores de la civilización romana y cristiana: Bruto, Casio y con su bosa, desgarra a Judas, que tiene la cabeza en la boca de Satanás, en tanto que el cuerpo se retuerce fuera.
FINAL DEL VIAJE: SATANÁS EL DERROTADO
Dante y Virgilio llegan al centro del lago helado donde esta Satanás. Dante dice en su obra que se quedó como muerto a todo salvo al terror. Virgilio también miró a Satanás, y el alma de este poeta de corazón puro y amable ve lo que hay detrás de esa apariencia que aterroriza a todos y ve a Satanás como un fantoche que no tiene otro poder que el que saca de sus presas. Virgilio mira a Satanás y ve lo que éste ve. Y lo que Satanás está viendo es su derrota eterna y el espasmo continuo que le produce esta visión y la conciencia de su derrota es lo que produce el viento que hiela el Cocito.
Virgilio contempla con su inteligencia espiritual el momento de la derrota total de Satanás: el momento en que el Hombre libre de pecado muere en la cruz, y ve cómo el grito de victoria de Satanás, se convierte en un espasmo de terror y rabia, cuando el Hombre, libre de pecado, entrega su espíritu al Padre y entregando la vida le vence para siempre.
Para Virgilio este es el momento clave: cuando mira a Satanás y ve su derrota total y definitiva por el Hombre libre de pecado. Éste es el descubrimiento liberador que compensa cruzar el Infierno: saber que Satanás está vencido y el mal no es nada si el hombre no le presta su concurso.
“Ya está todo visto, vámonos —dice Virgilio—, ya no hay nada que ver”, cuando han bajado por el hielo y han cruzado el centro de gravedad de la tierra, Virgilio le dice a Dante del hombre libre de pecado y empieza la ascensión hasta salir de nuevo a las estrellas.
EL TERCER VIAJERO
En esta versión del Infierno de La Divina Comedia, están presentes tres viajes en tiempos distintos de la historia de la Humanidad.
Por un lado está el viaje de Virgilio al Infierno, que este narró en su obra. Virgilio cuando va en ayuda de Dante, ya conocía el Infierno su estructura en diferentes círculos y los personajes que poblaban, porque fue allí en su primer viaje, y nos muestra la visión del mal de la Antigüedad anterior al Cristianismo
El segundo viaje es el que emprende Virgilio con Dante: en este segundo viaje que se hace en la época de Dante, Virgilio compara el estado del Infierno con el de su viaje anterior. Observa que ha aumentado con condenados posteriores y se asombra ante nuevas formas de maldad como la del pozo de los hipócritas, inconcebibles en su época y su cultura. Y es que el Cristianismo abre el camino nuevas cimas del bien, y también a grandes abismos de mal.
El tercer viaje es el que ha hecho el autor de la versión cuando leyó el libro como tercer viajero, caminando al lado de los poetas, pero llevando consigo sus vivencias propias y los conocimientos, referencias y cultura del hombre de su tiempo, del lector del siglo XX.
El lector del tercer milenio que haga el viaje advertirá que el Infierno está más poblado y que hay formas de maldad que llenarían de horror a los hombres del siglo de Dante, pues durante ese tiempo el mal ha crecido y se ha hecho más sofisticado, organizado y complejo, al par que han surgido formas de odio, aparentemente impersonales, que aterrarían a los tiranos de antes.
En esta versión de La Divina Comedia en sonetos, a medida que iba haciendo el viaje con Dante y Virgilio, el tercer viajero vislumbra en este lugar maldades y personajes que corresponden a su época, al Infierno de finales del siglo XX y primeros del siglo XXI, y esa visión aunque no se exprese en palabras está implícita en esta versión.
Ahora el Infierno está más lleno de condenados —sobre todo en los pozos de las bolsas malditas de la codicia y dentro de ella el pozo décimo de la mentira—, y hay nuevas formas del mal que aún no habían nacido en la época de Dante y con mayor grado de malignidad, así como formas más sofisticadas, complejas y organizadas de malignidad y odio inaudito —como el sistema nazi y otros totalitarismos políticos y económicos—, ante los que los hombres están indefensos
Del mismo modo que en el Cielo han surgido luces de claridad deslumbradora, La Divina Comedia puede trasponerse a cualquier tiempo, y puede y debe de ser objeto de estudio y meditación por los hombres de cada siglo.
SOBRE LA CREACIÓN DE ESTA VERSIÓN EN SONETOS DEL INFIERNO DE LA DIVINA COMEDIA
Esta versión surgió desde dentro y surgió en sonetos, no hubo decisión previa ni premeditación. Habían trascurrido cinco o seis años desde que leí La Divina Comedia, cuando estando en casa, oí pronunciar en mi interior, estas palabras, “en medio del camino de la vida” y luego al cabo de un rato: “sólo a la muerte tiene comparanza”. Son el primero y el ultimo verso del primer soneto de La Divina Comedia. En diciembre de aquel año tomé unas vacaciones y fui al Valle de Arán. Allí escribí en un cuaderno e hice los apuntes de los tres primeros cantos.
Era el décimo aniversario del pontificado de San Juan Pablo I y yo me decía a mí misma, “el mundo está muy mal, esto sólo lo puede arreglar la Virgen”. Al volver de las vacaciones en Barcelona me dijeron que el Papa había declarado el Año Mariano.
Esta versión El Infierno de La Divina Comedia se hizo a lo largo del Año Mariano proclamado por San Juan Pablo I y terminó el día de la Virgen de Montserrat, que en Cataluña puso fin a ese año: justamente “cuando daban las campanadas de media noche salíamos de nuevo a las estrellas”.
MARÍA PURIFICACIÓN GARCÍA HERGUEDAS
Este prólogo se concluyó el día 16 de junio de 2014 Festividad de la Virgen del Carmen